Reflexión
“Recuerdo un día, el 4 de septiembre de 1974…”
“Fuimos llamados con urgencia al ranchito de “La Loma”. Llegamos y nos encontramos con unos cuantos palos terminando de arder… allí estaba el ranchito…
Junto a la tristeza por el acontecimiento, con fe viva nos reunimos para preguntarnos qué nos quería decir la Mater con esto… resonó entonces el lema: “Quema tu vida y levantarás el Santuario”. Y con vigor renovado, nos lanzamos a quemarnos más por la Alianza de amor que habíamos sellado.
¿Cómo anda nuestra fe en la misión? ¿No será una fe debilitada? ¿Realmente estamos dispuestos a dejarnos QUEMAR por la misión para que surja el hombre nuevo? ¿Estamos ardiendo de amor por la Mater, por nuestros hermanos, por la misión? ¿Estamos dispuestos, cada uno, a que la Mater obre en nosotros? ¿Es realmente total nuestra entrega? ¿Estamos dispuestos a ser esa semilla que debe ser enterrada para que de frutos?…”
Como aquel 4 de septiembre, María nos invita a repensar estas palabras.
“Quema tu vida y levantarás el Santuario”, “Id e incendiad el mundo”.
Ese fuego, que ha quedado como legado para la familia de Paraná, el fuego que irradia calor e ilumina, es el fuego que debe hacer arder nuestros corazones de amor por la misión. Y que debemos llevar a nuestros hermanos.
Desafío
Nos preguntamos: ¿Qué queremos “quemar” hoy para levantar nuestro Santuario?
Te invitamos a dejar tu huella a los pies de la Mater, signo del compromiso que asumimos con la Familia de Schoenstatt y con Ella, nuestra Madre.
